Día a día los cambios tecnológicos, en distintas áreas, son sinónimo de desarrollo.
Los niños, niñas y adolescentes no escapan a estos cambios, quienes se ven poco a poco sumergidos en este proceso del avance técnico. Pero, se ha preguntado usted cómo influye las nuevas tecnologías en nuestro desarrollo? Desde temprana edad sometemos a nuestros hijos a lo más “sencillo” de la tecnología como los es el televisor, al principio con la finalidad de tranquilizarlos y luego como niñera para hacer que se duerman.

Esto significa un error garrafal, ya que sustituimos la canción de cuna y el arrullo por un televisor, creando un padre sustituto, sin embargo, nos alegra ver como nuestros hijos se quedan tranquilos conciliando el sueño.
Luego le permitimos la visualización de programas y tiras cómicas con alto contenido de agresividad. Recuerden que parte del aprendizaje de un niño es por imitación y en la vida real, vemos como nuestros niños llevan esta agresividad a su entorno diario, al tratar de personificar a los protagonistas de estas tiras cómicas.
En la medida que crecen los niños se vuelven más exigentes y por presión y competencia social, comienzan a exigirnos videos juegos, desde el popular nintendo hasta un PS5, que si bien es cierto, posee juegos educativos, también posee juegos violentos, como “Call Of Duty”, juego de guerra de carácter bélico y agresivo.
Siguen creciendo y viendo el modelo de los padres, ya comienzan a exigir una computadora/ordenador, con la finalidad de incorporarse a las Redes Sociales, correos electrónicos, en sus distintos formatos, los cuales si no son usados con mesura y supervisión, pueden servir para convertirlos en víctimas de los cyberpiratas en sus diferentes modalidades (bullying, pornografía, robo de datos personales).

Ya en la adolescencia, más exigentes aun, llegamos a los móviles, siendo los de última generación unos verdaderos microprocesadores, que no solo sirven para comunicarnos, sino que nos permiten usarlos para conectarnos a la red, bajar y jugar video juegos, tomar fotos y revisar las redes sociales, como ven son todo en uno.
Las estadísticas demuestran que el móvil se ha convertido en el primer factor de distracción, tan grave es la situación, que es una de las causas más frecuentes en accidentes de tránsito y es causa de disminución de las horas efectivas de trabajo en una empresa, por lo que las autoridades se han visto en la necesidad de regular su uso, prohibiendo el mismo al conducir y bloqueando la señal dentro de las empresas.
¿Qué hacer? ¿Dejamos la tecnología a un lado y nos quedamos en la edad de piedra?
La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños menores de 2 años no deben ser sometidos a la influencia de ningún elemento electrónico, debido a que esta es la etapa de mayor desarrollo del cerebro y no debe ser hiperestimulado.
En los mayores de 2 años recomienda, no exponerse más de 2 horas diarias a la utilización de estos elementos. El uso adecuado permite el desarrollo motriz y la habilidad mental.
Existen programas desde cómo armar el cuerpo humano, programas para el aprendizaje de las matemáticas, hasta programas desarrollados para personas autistas. Su uso desmesurado nos lleva al aislamiento, con lo que se estimula la personalidad introvertida, al sedentarismo llevándonos a la obesidad, dificultad en el desarrollo del lenguaje y desordenes de atención y a la distracción.
Actualmente se considera la dependencia a la tecnología como una enfermedad psiquiátrica, igual a la adicción a las drogas y a los juegos de envite y azar, que se llama Tecno Adicción y la misma debe ser tratada por personal especializado y multidisciplinario que incluye Psiquiatra, Psicólogo y por supuesto Pediatra.
Inocentemente creemos, que si nuestros hijos saben manipular un televisor, un ordenador, una tableta o un móvil son inteligentes.
Termino este dialogo con un pensamiento de Albert Einstein :
“Si quiere que su hijo sea inteligente, cuéntele historias; si quiere que sea más inteligente, cuéntele más historias”.